Hola tributos¡! Qué tal¿? Espero que de maravilla. Me hubiera gustado publicar este Capítulo antes, pero estoy muy ocupada y sólo cuando he tenido algo de más tiempo, es cuando e podido ponerme a hacerlo. Para compensaros la espera lo he hecho más largo. Por si no os habéis fijado lo que pone en el Chat, tengo una cuenta en Tuenti para el Blog. Podré una página, eventos de subida de varios Capítulos seguidos, información tanto de las películas como del blog, Fotos de todos nuestros actores favoritos y muuuchas cositas más. Qué queréis agregarme, Perfecto. Me he puesto el mismo nombre que aquí para que no os liéis, Lola Hutcherson, que es el mismo que tengo en Mi Cuenta En Twitter¡!. Os agradezco que me sigáis y al fin os dejo el Capítulo 29 - La Chica Nueva. Pido que me digáis que os parecen los cambios y el Capítulo, vale¿? Que disfrutéis¡! :)
Después de que me quedara dormido, Annie lloró varias horas sin que yo me diese cuenta. Al amanecer, yo estaba echo un ovillo bajo la ventana con la manta hecha un lío y Annie estaba tendida, con una foto de su padre bastante arrugada en la mano derecha. La cojo con cuidado para verla mejor y veo a un muchacho joven, moreno, guapo y fuerte.
Tiene pinta de ser agradable y no me importaría haber sido compañero suyo en la academia, seguro que habría sido un estupendo tributo en la arena. Dejo la foto en la mesita de noche y con extremo cuidado recojo a Annie, levantándola suavemente y la llevo cómodamente en brazos hasta la cama. Retiro las sábanas y la dejo durmiendo.
Recojo aquello un poco y cuando me voy marchar, Annie empieza a hablar muy bajito, entre sueños dice - Finnick...Finnick, tan joven y ya tan inteligente...- Me marcho corriendo, no sé que más podría decir, pero me da la sensación de que estoy escuchando un conversación privada entre ella y el personaje de su sueño.
Llego a la academia y todos me miran con envidia, he estado afuera haciendo lo que he querido sin que nadie me dijera lo que tenía que hacer, vamos un lujo. Así que harto de tantas miradas envidiosas hecho a correr al despacho de Aaron, para ver que puedo ir haciendo. Además, tengo que ponerme al día y avanzar con lo mío. He decidido dedicarme también con la espada, eso seguro que lo tienen en la Cornucopia. Así que antes de nada voy a decirle a Aaron que estoy aquí, para seguir con mi trabajo.
Después de 10 minutos de charla hemos decidido que no está mal que me entrene también con la espada, por si acaso. Salgo y me voy derecho a por mi mono de entrenamiento. Cambiado y listo para enfrentarme con quien sea, empiezo mi día. Tras varias peleas, me doy cuenta de que sigo muy en forma y que casi no me he perdido nada. Tras estar una hora peleando con la lanza, me dedico a la espada, pero es la primera vez que la cojo y no sé que puedo hacer con ella, pero cuando voy a preguntar, nos mandan a la playa a hacer doble ejercicio de resistencia: natación y correr hasta casi morir por toda la playa.
Después de estar dos horas con los ejercicios de resistencia me doy cuenta de que aunque hallan sido dos días de "vacaciones" este ejercicio seguro que lo hicieron nada más irme, por lo que me cuenta Luck, esto ya es habitual y que me valla preparando, cuanto más cerca esté ese día, el de la cosecha, más largos serán los entrenamientos y más duros. Llegamos al cuarto y me voy al calendario. Quedan dos semanas para la cosecha. ¿Sólo? La que nos espera va a ser realmente duro. Cenamos y nos vamos a dormir enseguida, pero antes de que apague las luces me cuenta algo me deja helado.
- ¿Sabes que ha entrado una chica nueva? - me mira interrogante.
- Pues no, no tenía ni idea. ¿La has visto ya? - le pregunto sin mucho interés, que halla entrado una chica nueva es normal, aquí las hay a montones. Pero seguro que es igual que las demás.
- No, pero Aaron dijo que con ella había que tener un trato especial, que tenemos que ser cordiales y hacerle mucho la pelota.
Hasta que todo esto no llega a mis cerebro, no lo doy importancia. Pero ha sonado raro, ¿Un trato especial? Pero que se cree, ¿Una princesita capitoliana? Y Aaron, que es un tipo muy competente, ¿Dice que le hagamos la pelota? ¿De que va? Por lo que a mí respecta, ella es igual que todo el mundo por lo que no merece ser tratada de una manera especial. Y con esa idea me duermo, porque no pienso doblegarme ante nadie.
A la mañana siguiente, muy cansado y con agujetas, bajo al comedor a comer enormes cantidades de leche con cereales, porque lo de ayer, me dejó medio muerto. Tras haber llenado 3 veces seguidas el cuenco con leche caliente y cereales, me voy satisfecho a entrenarme, pero inmediatamente recuerdo que tenemos anatomía, una clase realmente interesante. Tras dos horas de estrategias sobre cómo hacer que el enemigo muera lo antes posible sin heridas, nos vamos a ir gimnasio, cuando Aaron viene corriendo a decirnos que tenemos que acompañarle, hay alguien a quien tenemos que conocer.
Se me ponen los vellos de punta al pensar que sea la pija esa. Y sin cambiarnos ni nada, ni siquiera sin habernos arreglado un poco, hacemos como una especie de pasillo, con Luck enfrente mía que se ha puesto serio y muy derecho. Quiere parecer alguien al que se deba respetar, pero si sigue así, va a terminar ahogándose. A mí cómo me trae sin cuidado, simplemente me quedo allí de pie.
Es una escena muy curiosa, todos incluso los profesores más importantes de este sitio, tienen un aire y un aspecto muy emotivo, cómo si quisieran darle a entender que están encantados con que estén allí. A mí cómo me da igual, así que me pongo a pensar en otras cosas, cómo lo que almorzaré hoy. En esto que estoy pensando en un cuenco enorme con sopa de letras muy calentita, cuando llegan los Capitolianos.
Se escucha por la calle un ruido, que va aumentando hasta que se para delante de la puerta. Parece que son caballos y ruido cómo de ruedas chocando contra el suelo. Una puerta se abre y bajan varias personas que son recibidos por la gente importante de aquí. Risas, agradecimientos, voces que nos llegan distorsionadas. El ambiente es tenso y al fin se acercan y pasan a nuestra zona.
El primero un hombre alto, vestido con traje militar azul oscuro. Tiene sus años pero parece que sigue en la brecha. Le van contando la historia de nuestra academia, lo importante que fue en los días oscuros y que poseemos una buena cantera de tributos ganadores. Se fija en nosotros y le dicen que estamos allí por si nos necesitan. El hombre pide que se nos presente y las cualidades propias de cada uno, para tenernos en mente. Empieza por los mayores que tienen 16 o 17 años y que si quieren participar en los juegos deberían presentarse voluntarios, algo que a mí me aterra y asquea.
Siguen con más jóvenes cuando llega a Luck, al que describen cómo "un buen tributo, que para ser tan joven tiene futuro". Llega mi momento, el hombre se queda mirándome de arriba abajo, parece afectarle que no esté derecho cómo una estaca, cómo los demás, algo que a mí me da realmente igual. Quiere saber más de mí y Aaron, el más indicado, le cuenta mis virtudes y habilidades "muy buena puntería, fuerte, inteligente, conocedor de múltiples estilos de lucha, bueno en cuerpo a cuerpo, mejor con el tridente, hábil,...". Cuando terminó parecía encantado y esperaba que dijera algo, pero el profesor lo había dicho todo, así que lo miré a los ojos, que parecían calcular algo. Un instante después se alejó dejándome un extrañado. Cuando se marchó con toda la comitiva a su espalda, resoplé relajado.
Así que me iba a marchar cuando un carraspeo, a mi espalda me puso en alerta. Me giré y me encontré con una chica rubia, guapa que me miraba con demasiada fijeza.
- Hola - dije alarmado. Era muy silenciosa y eso me extrañaba porque no le hacía ninguna falta. Llevaba una capa de pelo de mamut, que abriga mucho. Era de mi estatura con el pelo tremendamente largo y con mechones en dorado intenso. Ojos grandes y verdes. Cara alargada, pero bonita. Delgada pero con curvas, una novedad en el capitolio.
- Le has caído muy bien y eso que él no soporta a los extraños - me soltó.
- ¿A quién te refieres? - pregunté un poco curioso.
- A mi padre - dijo una sonrisa, mostrando unos dientes demasiado blancos cómo para que fuera natural.
- ¿Cómo lo sabes?
- Porque lo sé y punto. Me llamo Ariel Porter, ¿y tú?
- Finnick Odair - aquella tía no me caía demasiado bien.
Sonrió - Hola, ¿Cuantos años tienes?
- 10, pero dentro de poco cumpliré los 11.
- ¡Igual que yo! - sonrió encantada - ¿Vives aquí?
- Sí, desde hace algunos años. ¿A qué habéis venido?
- Mi padre necesita relax y yo, su hija solícita, le e acompañado
- ¿En qué trabaja tu padre?
- En el ejercito - curioso, realmente curioso que alguien que vive con el estrés hasta el cuello necesite "relax" en un momento dado de su carrera.
- Valla, ¿y que puesto tiene?
Se ríe - ¿No lo sabes?
- No - esta tía va de lista, es igual que todas.
- Mi padre es General del Escuadrón de Aerodeslizadores.
- ¡Valla! Tu padre debe ser un tío importante en el Capitolio, ¿No? - digo sarcástico.
- Pues claro es la mano derecha de nuestro queridísimo Presidente Coriolanus Snow - dijo sonriente a la vez que que afirmaba con la cabeza, cómo si fuera la cosa más rotunda y normal del mundo. No se había enterado en absoluto que iba de sarcástico.
- Oh, valla claro que sí, lo siento pero tengo que marcharme, para seguir entrenando. No te importará que me marche, ¿verdad?
- No claro que no. Adiós.
- Adiós.
Y me marché de allí corriendo. No sé lo que me ha pasado pero conocer a alguien que está tan cerca de presidente me ha hecho temblar. Si afino mis relaciones con esa gente podría algún día acercarme lo suficiente a él, cómo para matarlo. Mientras me entreno con la espada, no dejo de pensar en lo que ha pasado y que cuando llegue el día en que lo pueda matar, por fin podré morir tranquilo.
oooooo me encanta!!!!!!!capitulo perfecto!!!!como te he dicho por twitter amo tu blog!!!!!<3 gracias por escribir asi de bien y por dar tu tiempo!!!!
ResponderEliminarM.T
Mil Gracias Marta,siempre tan positiva y alegre.Eres G-E-N-I-A-L y te deseo siempre lo mejor. Y no hay que dármelas, lo hago con todo el cariño. Un Besin,Preciosa¡!
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